martes, 29 de octubre de 2013

Economía Institucional del Café

Como hemos visto en nuestra sección la historia del café, el cultivo del producto estuvo originalmente dominado por los árabes, quienes perdieron ese dominio hacia el siglo XVII. Por ser un cultivo tropical, los holandeses y posteriormente los franceses y portugueses desarrollaron plantaciones en sus colonias de Asia, América y posteriormente África. Esta relación se mantuvo mientras las potencias europeas mantuvieron sus dominios de ultramar.
El café se convirtió en uno de los más importantes detonantes del desarrollo económico de Brasil y de otros países latinoamericanos en los siglos XIX y XX, no sólo por su importancia en términos de generación de divisas, sino porque los ingresos derivados del producto y las necesidades de procesamiento del mismo facilitaron la creación de mercados internos que demandaron otro tipo de bienes y servicios. La producción de café no requería de costosos insumos importados y generaba anhelados ingresos por exportación para unas economías frágiles y con poca exposición al comercio internacional. Fue la industria del café de Sao Paulo, Paraná y el Sur De Minas Gerais, los dueños de las llamadas "fazendas brasileiras"  la que permitió, en el caso brasilero, consolidar una aristocracia local que conservó el poder político y acumuló el capital necesario para desarrollar otras industrias. Consecuentemente, la política cafetera del primer productor mundial por decenas de años buscó mantener precios remunerativos a los productores, en muchas ocasiones tomando medidas unilaterales.
En 1905 el Estado brasilero de Sao Paulo utilizó por primera vez un instrumento de estabilización de precios o valorizaciones. El mecanismo de valorización implicaba que los productores paulistas reducían unilateralmente su oferta exportable para elevar la cotización internacional. Luego el instrumento de la valorización fue utilizado nuevamente en Brasil en 1917 y 1921. Entre 1927 y 1928 el Instituto del Café de Sao Paulo comenzó a comprar el café con fines de estabilización de la oferta externa del grano y alentó a otros estados productores de Brasil a unirse a este esfuerzo.
En los años posteriores a la Gran Depresión, los países productores de América se reunieron bajo las Conferencias Panamericanas de Café (en Bogotá en 1936 y en La Habana en 1937), las cuales no alcanzaron ningún acuerdo para regular la oferta en los mercados mundiales. En consecuencia, Brasil continuó con sus iniciativas unilaterales de destrucción de inventarios de café utilizando recursos públicos, las cuales alcanzaron volúmenes muy importantes entre 1931 y 1938. De hecho, la destrucción de café de Brasil en el período 1931-38 alcanzó cerca de 69 millones de sacos de café, es decir casi el doble de la producción promedio anual registrada en el lapso 1935-1940.
Durante la Segunda Guerra Mundial el consumo de café volvió a contraerse, pero está vez por la imposibilidad de abastecer los mercados europeos por el escalamiento del conflicto. Con el fin de alentar la permanencia de América Latina del lado de los aliados, Estados Unidos apoyó el Convenio Interamericano del Café en 1940, evento que marcó el inicio de un segundo período de regulación del mercado mediante pactos cafeteros. En este convenio los países productores miembros, incluidos Brasil y Colombia, fijaron cuotas para distribuirse el mercado estadounidense. Estados Unidos actuó de alguna forma como garante del cumplimiento del acuerdo, pero en realidad no había una manera efectiva para asegurar que los países no violaran su palabra respecto de las cuotas de exportación. En principio, el acuerdo incluyó cuotas para el resto del mundo, las cuales se cumplieron en la medida en que se normalizó la situación del transporte marítimo.
Tras el Convenio Interamericano del Café de 1940 y hasta 1962 se realizaron otra serie de pactos o compromisos en el marco de conferencias panamericanas, que introdujeron nuevos elementos de regulación del mercado de café. Por ejemplo, en 1954 se celebró en Río de Janeiro el denominado Pacto de Caballeros, entre el Instituto Brasileño del Café, la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia y la Federación Cafetera Centroamericana, dirigido a establecer compromisos de precios mínimos de venta en los mercados internacionales. Este Convenio Interamericano del Café se destaca por ser el primero en el que participaron todos los principales países productores (en ese entonces la producción africana era casi nula) y además un importante país consumidor, lo cual sentó las bases de iniciativas similares posteriores.
En 1962 comienza la tercera ola de acuerdos del café, en el marco de la Organización Internacional del Café (OIC). Los distintos acuerdos de cuotas de exportación de la OIC datan de 1962, 1968, 1976 y 1983. El pacto inicial de 1962 sobresale como el primer acuerdo multinacional cafetero en el que participaron la inmensa mayoría tanto de los países productores que representaban 90% de la producción mundial como de las naciones consumidoras. El objetivo de este primer acuerdo de la OIC era estabilizar los precios externos mediante el cumplimiento de cuotas obligatorias de exportación. Para compatibilizar el nivel de oferta de café doméstico con la cuota asignada, los países productores debían almacenar el café y/o imponer impuestos a la producción. El sistema de cuotas de exportación funcionó hasta julio de 1989, aunque fue suspendido durante ciertos periodos. El cumplimiento de las cuotas era suspendido cuando se presentaba un choque climático en Brasil, que terminaba por aumentar los precios y hacía atractivo exportar mayores volúmenes, incluyendo aquellos almacenados en países productores, a los mercados internacionales para aprovechar los mayores precios y reduciendo así la volatilidad de los mismos.
La OIC continúa existiendo bajo acuerdos que  ya no contienen cuotas de exportación y se centran en instrumentos de cooperación entre los países para asegurar la sostenibilidad de la industria en un contexto de libre mercado. En la actualidad la Organización cuenta con 44 países productores (incluyendo a los tres principales productores, Brasil, Vietnam y Colombia) y 30 países consumidores, entre los cuales está la Unión Europea y Estados Unidos. Este último país se reincorporó a esta organización en febrero de 2005.
Existen diversas instituciones vinculadas al mundo del café. En Norteamérica se destacan la National Coffee Association, el Coffee Association of Canada, el Specialty Coffee Association of America y el Specialty Coffee Institute. En Europa, además de las asociaciones nacionales representadas por el European Coffee Federation, está la Specialty Coffee Association of Europe. En Japón se destaca la All Japan Coffee Association.

Similarmente los países productores tienen instituciones que también están vinculadas al mundo del café, muchas de las cuales dependen de un Ministerio o son gremios privados. En Brasil está CECAFÉ que representa a los exportadores y la  ABIC a los industriales. En México y Centroamérica se destacan el Consejo Mexicano del Café, Anacafé en Guatemala, el Instituto Salvadoreño del Café, el Instituto Hondureño del Café, el Instituto Costarricense del Café. En África también están los Coffee Boards, como el Coffee Board de Kenya.


Tomado de : http://www.cafedecolombia.com/particulares/es/sobre_el_cafe/mucho_mas_que_una_bebida/economia_institucional_del_cafe/ 

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